17 Sep
17Sep

Sea dueño de su salud

Muchas personas, sean ricas o pobres, no ven la relación que existe entre sus hábitos y su salud. Consideran que estar saludable es cuestión de suerte o es algo sobre lo que tienen muy poco control. Tal actitud fatalista les impide hacer algo en favor de su salud y llevar vidas más productivas.

En realidad, sin importar cuáles sean sus circunstancias económicas, hay una serie de medidas básicas que usted puede tomar para preservar y mejorar su salud y la de su familia de manera apreciable. ¿Vale la pena el esfuerzo? ¡Por supuesto! Enriquecerá la calidad de su vida y evitará acortarla sin necesidad.


Clave 1: Aliméntese bien


“Coma comida. No coma demasiado. Sobre todo, coma vegetales.” Con estas palabras, el periodista Michael Pollan encapsula una recomendación dietética muy sencilla que ha superado la prueba del tiempo. ¿En qué consiste?

Consuma alimentos frescos. Propóngase comer comida “de verdad” —alimentos integrales y frescos que el hombre ha consumido durante milenios—, en vez de los modernos alimentos procesados. Los productos preenvasados y los que se sirven en restaurantes de comida rápida suelen tener un alto contenido de azúcar, sal y grasa, lo cual se relaciona con las enfermedades cardíacas, los derrames cerebrales, el cáncer y otras patologías graves. Pruebe a cocinar al vapor, hornear y asar los alimentos en lugar de freírlos. Use más hierbas y especias para reducir el consumo de sal. Asegúrese de que las carnes estén bien cocinadas y nunca ingiera comida en mal estado.

No coma demasiado. La Organización Mundial de la Salud (OMS) informa del peligroso aumento en todo el mundo del número de personas con sobrepeso y obesas, debido en muchos casos a comer en exceso. Un estudio reveló que en ciertas partes de África “hay más niños con sobrepeso que desnutridos”. Los niños obesos corren el riesgo de padecer problemas de salud, como diabetes, ahora y en el futuro. Padres: den ejemplo a sus hijos limitando las porciones que ustedes mismos ingieren.

Coma sobre todo vegetales. Un menú balanceado consiste en más frutas, verduras y granos integrales que carnes y almidones. Sustituya la carne por pescado una o dos veces a la semana. Reduzca el consumo de alimentos refinados, como pastas, pan y arroz blancos, que han perdido gran parte de su valor nutritivo. Pero evite las dietas de moda que puedan ser peligrosas. Padres: preserven la salud de sus hijos creándoles el gusto por los alimentos sanos. Por ejemplo, en vez de darles papas fritas o caramelos para picar entre comidas, denles frutos secos, y frutas y hortalizas frescas bien lavadas.

Beba mucho líquido. Tanto los adultos como los niños necesitan beber en abundancia agua y otros líquidos no azucarados todos los días, en especial cuando hace calor y cuando están realizando trabajo físico o haciendo ejercicio. Los líquidos favorecen la digestión, desintoxican el organismo, embellecen la piel y ayudan a adelgazar. Contribuyen a que uno se sienta y se vea formidable. Evite el exceso de alcohol y de bebidas azucaradas. Una sola gaseosa o refresco al día puede añadirle unos 7 kilos (15 libras) al año.

Conseguir agua potable en algunos países es una tarea ardua y costosa; aun así, su consumo es vital. El agua contaminada debe hervirse o tratarse mediante sustancias químicas. Se dice que el agua sucia mata más gente que las guerras o los terremotos: 4.000 niños mueren cada día por su culpa. La OMS recomienda dar exclusivamente leche materna a los bebés durante los primeros seis meses de vida, y luego complementar la lactancia con otros alimentos hasta que cumplan por lo menos dos años.

Clave 2: Manténgase activo


“Si el ejercicio fuera una píldora, sería el medicamento más recetado en todo el mundo.” (Facultad de Medicina de la Universidad de Emory.) De todas las cosas que podemos hacer por nuestra salud, pocas son tan provechosas como el ejercicio.

Ejercítese. Llevar una vida físicamente activa aumenta nuestra sensación de felicidad; nos ayuda a pensar con mayor claridad, a tener más energía, a ser más productivos y, si le sumamos una dieta adecuada, a controlar el peso. El ejercicio no tiene por qué ser doloroso ni extremo para que sea efectivo; basta con que se realice de forma moderada y regular varias veces a la semana.

Correr, caminar a paso ligero, montar en bicicleta y participar en deportes vigorosos —lo suficiente como para que el corazón nos lata más deprisa y sudemos— son formas de aumentar la resistencia y prevenir ataques cardíacos y derrames cerebrales. La combinación de ejercicio aeróbico, levantamiento de pesas moderado y ejercicios livianos de calistenia fortalece los huesos, los músculos internos y las extremidades. Además, ayuda a mantener el metabolismo más alto, lo que incide directamente en el peso.

Hacer ejercicio puede ser entretenido

Use los pies. Hacer ejercicio es recomendable a cualquier edad, y para ello no hace falta ir a un gimnasio. Usar los pies en lugar del auto, el autobús o el ascensor es un buen comienzo. ¿Por qué esperar a que alguien lo lleve a su destino cuando puede ir caminando, y hasta llegar más rápido? Padres: animen a sus hijos a participar en juegos físicos, al aire libre siempre que sea posible. Estas actividades fortalecen el cuerpo y estimulan la coordinación corporal de una manera que no puede hacerlo el entretenimiento sedentario, como los videojuegos.

El ejercicio físico moderado es beneficioso sea cual sea la edad a la que se comience. Si usted es mayor o padece alguna afección y no practica ejercicio, conviene que consulte con su médico antes de empezar. ¡Pero, por favor, empiece! Ejercitarse de manera gradual, sin excederse, sirve para que incluso las personas bien entradas en años conserven la fuerza muscular y la masa ósea; además, las ayuda a evitar las caídas.


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